Autor: Dora Pizzi Campos


Ago. 03, 2009



Por primera vez desde que descubrió el amor a los 15 años de edad, Bárbara Mori, ahora de 31, se encuentra sola, sentimentalmente hablando. Hace siete meses que rompió su noviazgo con el actor mexicano José María Torre, tiempo que ha aprovechado para "tomar un seminario espiritual, trabajar en mí y en la chiquita que llevo adentro".



¿Por qué a veces las mujeres no se sienten felices si no están con una pareja?

Porque creo que el mejor estado del ser humano es cuando está enamorado... Nunca antes había estado tanto tiempo sola y ahora he aprovechado para estar conmigo misma, leer y tratar de ser un mejor ser humano todos los días; esto me hace sentir feliz aunque no esté enamorada. Creo que es superdifícil no lograr que la felicidad de uno dependa de lo externo ni de si tienes pareja o una familia, pero creo que la felicidad debería depender de uno mismo y en esa lucha estoy yo.



Durante este tiempo de "descanso" amoroso, la actriz nacionalizada mexicana (pues nació en Montevideo, Uruguay), está sumergida en varios proyectos que le tienen su mente bastante ocupada. En marzo terminó de filmar en Mumbai (Bombay), India, su primera película en inglés, Kites, convirtiéndose así en la primera actriz latinoamericana que trabaja para el mercado hindú. Este filme lo llevó al Festival de Cine de Cannes, en Francia, y pronto comenzará a viajar para promocionarlo cuando decidan su estreno, ya sea para este año o para principios del que viene.



Cuéntanos un poco sobre esta experiencia de trabajar en India.

Bueno, los primeros tres meses de rodaje fueron en Nuevo México, Las Vegas y Los Angeles, y los últimos dos en Mumbai. Fue superinteresante, creo que ha sido la mejor experiencia en mi carrera. Kites es una historia de amor tipo Romeo y Julieta, pero actual y con mucha acción. Trata de una mexicana que vive en Las Vegas y que se enamora de un hindú. La gente se portó muy linda conmigo y, a pesar de estar fuera de mi país, me trataron tan bien y con tanto amor que me sentí como en casa.



¿Cómo te comunicabas?

En India todo el mundo habla inglés, aunque complicado porque tienen un acento muy fuerte. Poco a poco me fui acostumbrando a entenderlos y, si no, a través de señas.



¿Y la comida?

Ahí la pasé un poco mal, porque no me gustan los alimentos tan condimentados. ¡No salí del pan con mantequilla!



Esta oportunidad de convertirse en la primera latina en trabajar en Bollywood (la mezcla de la B de Bombay con Hollywood) fue a través de su representante anterior, quien le notificó que unos hindúes estaban interesados en producir una película con ella. ("Fui a conocer al productor y al director a Los Angeles, se enamoraron de mí y yo me enamoré del proyecto", recuerda orgullosa).



A la par de este trabajo, esta hermosa actriz se encuentra elaborando otro proyecto de su propia casa productora, Celeste Films; se apresta a estrenar en septiembre la película mexicana Amor, dolor y viceversa; ha sido nombrada embajadora de México en la campaña Vive México, para atraer el turismo a su país, luego de la baja que le supuso que el origen de la gripe porcina comenzó allí, y continúa con el rol que no deja por nada ni nadie: el de madre de Sergito, de 11 años de edad, a quien le apasionan la música, la guitarra, el boxeo y la natación.



¿Qué tipo de mamá eres: estricta o un poco alcahueta?

No sé si alcahueta... Tengo una relación superabierta y muy de amiga con mi hijo. De mucha honestidad, de mucha verdad, de mucho amor... Hasta el papá (el también actor Sergio Mayer) me dice que no debería ser tan amiga de él, sino más estricta. Generalmente estamos juntos, vamos al cine, vemos películas en la casa... Y lo crié conmigo en los sets de filmación, aunque se aburría muchísimo.



Ya no te vemos en las telenovelas, ¿por qué?

Llevaba 10 años haciendo televisión y de repente me cansé de hacer los mismos personajes: la buena que llora y sufre; la única mala que hice fue Rubí en 2004, la que vino a ser mi última telenovela, porque llegó un momento en que me sentía estancada como actriz. Comencé a hacer cine con La mujer de mi hermano, Pretendiendo y Cosas insignificantes, y me encantó.



En la segunda película "pretendías" que eras fea y gorda, y en la tercera te rapaste la cabeza. ¿Aumentarías 20 ó 30 libras de peso si te lo pidieran, como han hecho muchos artistas en Hollywood?

¡Totalmente! Me encantaría. Soy una actriz de retos fuertes, y lo que implique un cambio, un esfuerzo y un aprendizaje, lo tomo. Por eso también me alejé de las telenovelas, para dejar a un lado la imagen de mujer sexy y hacer trabajos más serios que me hagan crecer como actriz.



¿Te gustó raparte la cabeza y llevar el pelo corto por tanto tiempo?

Fue un reto superfuerte, pero a la vez una experiencia increíble en mi carrera. Después, fue muy cómodo llevar el cabello corto. Si fuese por mí, ¡me hubiese quedado rapada!



Dicen que la mujer pierde sensualidad cuando se corta el cabello.

No es cierto... Y lo digo por experiencia. A mí me fue muy bien y todo el mundo me decía que me veía increíble.



Como mencionamos al principio, Bárbara Mori nació en Uruguay, "pero soy mexicana, pues estuve yendo y viniendo de Uruguay a México por mucho tiempo, hasta que nos quedamos en México a mis 12 años". Y fue, junto a sus otros dos hermanos, criada por su papá y sus abuelos paternos.



¿Cómo describes tu niñez criada por la figura paterna y no materna?

Mi papá trabajaba mucho... En realidad tengo muy pocos recuerdos de mi infancia.



¿Por qué, acaso los borraste?

No, porque tengo muy mala memoria.



¿Y cómo logras aprenderte los libretos para tu trabajo?

Yo tomo un libreto y lo leo diez mil veces, además lo estudio, creo el personaje y lo comienzo a vivir como es. Entonces fluye, no es memorizado, sino estudiado y elaborado. Cuando trabajaba en las telenovelas, llegaba al ensayo y me aprendía las líneas de una en una, porque mi músculo de la memoria estaba trabajando mucho en ese momento.



Y tu mamá, ¿tienes relación con ella?

Vive en México y mantengo muy buena relación con ella... Tengo muy linda relación con toda mi familia.



¿Te creó inestabilidad el mudarte tanto de país cuando eras niña?

Pues no sé, como así crecí... Para mí era normal llegar y ser la nueva, la extranjera. En Uruguay era la mexicana y en México era la uruguaya. Lo que sí pasó es que me cambiaron tantas veces de escuela, que nunca puede hacer un grupito de amigos.



Naciste en Uruguay, te criaste en México, y tu padre es de origen japonés.

Mi abuelo era japonés, pero nunca he estado en Japón. Como mi papá entraba y salía de la casa debido a su trabajo, mis hermanos y yo nos quedábamos con mis abuelos. Recuerdo que siempre comíamos pescado crudo y, aunque no soy amante de los mariscos, crecí comiéndolos.



Aparte de compartir con su hijo y con su familia, y de estar pendiente de audiciones que le puedan surgir, la recordada actriz de telenovelas como Mirada de mujer, Al norte del corazón, Súbete a mi moto y Amor descarado, entre otras, también se propone ahora sacar un tiempo "para estudiar fotografía".



Tienes fama y belleza, ¿cómo logras no creerte más que los demás?

Vengo desde muy abajo... Yo iba a la escuela de gobierno, no teníamos dinero pues mi papá era superpobre... Para mantener los pies en la tierra, lo primordial es no olvidar de dónde vienes. También me la paso con mi familia, que es lo más importante que tengo en la vida y eso me ayuda a no despegarme. Agradezco lo que tengo hoy y me siento muy afortunada, porque he logrado muchas cosas, pero también estoy consciente de que mañana la vida puede dar una vuelta y todo puede cambiar. Entonces hay que aprovechar el momento, tratar de ser feliz con lo que uno tiene y de cumplir nuestros sueños, pero nunca, nunca olvidar de dónde venimos y quién es uno en realidad.